miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cine en la Biblioteca

El cine que siempre debemos ver


Este fin de semana se proyectaran en la Biblioteca Rivadavia, dos películas de notable calidad, realizadas por dos maestros de la cinematografía. El sábado 28 a partir de las 21, se vera “El sacrificio” del ruso Andrei Tarkovski y el domingo 29 a las 21 de Ingmar Bergman se podrá ver “El séptimo sello”. El mejor cine en lo prácticamente es la clausura de los 15 primeros años del Departamento de cine de la Institución cultural.


El sacrificio

La idea de esta película llegó a Tarkovsky aún antes de pensar en Nostalgia. Todo comenzó en la Unión Soviética. El argumento giraba alrededor de un héroe, Alexander, que era curado de cáncer terminal como resultado de una noche pasada con una bruja. Siempre estuvo preocupado por la idea del equilibrio, de la armonía interna, de la armonía del sacrificio en sí mismo, del acto sacrificial, de la personalidad yin y yang, de lo femenino y lo masculino.

Tarkovsky creía que la "armonía" sólo podía nacer del sacrificio, la doble dependencia del amor. Él dice que no se trata de amor mutuo, y que eso nadie parece entenderlo. El amor sólo puede ser de un sólo lado, no existen dos amores. De otra forma no es amor. Si involucra algo menos que la entrega total, no es amor. Es nada. Podemos entonces interpretar que para él, sacrificio y amor son una sola cosa. Estaba profundamente interesado en el carácter de aquél que fuera capaz de sacrificarse a sí mismo y su modo de vida. Si alguien fuera capaz de hacerlo, eso refutaría todas las posturas materialistas y las acciones "racionales". Ese ser podría cambiar la historia, el tiempo y el espacio. Vean aquí también su respuesta a la situación política de su patria, el materialismo, la desacralización, la noción de que es la razón únicamente la que da respuestas a los cuestionamientos de la vida.

Por eso quiso hacer una película sobre un hombre cuya dependencia de los otros lo llevara a la independencia y donde el amor fuera a la vez "absoluta libertad". La idea tomaba más fuerza en tanto se convencía de la desespiritualización del hombre y su tendencia a la materialización. Ese hombre debería, en medio de su crisis espiritual, encontrar el camino hacia Dios. A medida que se acercara a ese estado, eso lo llevaría a darse cuenta que también era responsable por la sociedad toda. Ese era el paso que lo transformaría en un sacrificio, en el sentido cristiano del término. Su película El Sacrificio es una parábola. La primera versión se llamó La Bruja. Alexander abre la puerta un día y se encuentra con un adivino (Otto), que le instruye en el modo de salvar su vida. Tarkovsky, a medida que meditaba sobre el sacrificio y su sentido, fue modificando el guión hasta adecuarlo y mezclar ambos relatos. Esto, según la mayoría de los críticos creó una película confusa e incoherente. A esto nos vemos obligados a agregar que si esos críticos conocieran un poco mejor la tradición del cristianismo oriental y del judeocristianismo en general, no verían tantas incongruencias. Sostenemos que la incoherencia que se le atribuye es debida a la falta de apertura e incomprensión de realidades de orden espiritual, posiblemente por la ausencia de la vivencia de las mismas. La película se hizo en Suecia, en 1985. A pesar de haber sido una película sueca es en esencia "rusa". Tarkovsky buscó un paisaje lo más parecido al ruso y los personajes son rusos en su formación artística.


El séptimo sello

Antonius Block, un caballero cruzado, regresa con su escudero a su tierra natal de Suecia después de 10 años de ausencia en las Cruzadas. Se encuentra con una comarca diezmada por la peste. La figura de la Muerte aparece para reclamar a los habitantes de su pueblo y éste decide retar a la Muerte a un juego de ajedrez y con ello ganar tiempo para así encontrar un acto cuya ejecución le dé sentido a su vida antes de morir. (Esta escena está inspirada en un mural del pintor medieval de iglesias Albertus Pictor ("Albert Målare"), quien también aparece como personaje en la película.)

En el final de la Edad Media o Alta Edad Media. Vemos al hombre que pierde la fe. A otro que no cree (nacimiento del hombre burgués) y el concepto iconografico que se queda grabado en el hombre contemporáneo de la "Danza Macabra". El eterno discurso sobre el hombre y la muerte.